El mundo arrojó un récord de 53.6 millones de toneladas de basura electrónica el año pasado y que sólo el 17.4% fue reciclado.
El estudio auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó la cantidad de basura electrónica que se acumuló en todo el mundo en 2019 es de 53,6 toneladas métricas, casi dos millones de toneladas métricas más que el año anterior.
Uno de los mercados más grandes del mundo para desechos electrónicos, Seelampur en la India, es un ejemplo del desafío que se destaca en un informe de la ONU publicado este jueves.
Según el informe de Global E-waste Monitor 2020 encontró que el mundo arrojó un récord de 53.6 millones de toneladas de desechos electrónicos el año pasado y que sólo el 17.4% fue reciclado.
“Incluso los países que cuentan con un sistema formal de gestión de residuos electrónicos se enfrentan a tasas de recogida y reciclaje relativamente bajas”,
Entre todo el plástico y el silicio desechado se encontraban enormes cantidades de cobre, oro y otros metales preciosos, usados para conducir electricidad en placas de circuito impreso.
Aproximadamente una sexta parte de ese material fue reciclado, el resto de esos componentes, valorados en 57.000 millones de dólares no fueron reclamados.
El equipo electrónico desechado representa además un peligro para la salud y el medio ambiente, al contener sustancias como mercurio capaces de dañar el sistema nervioso.
Los autores del estudio, que es producido por la Universidad de Naciones Unidas, la Asociación Internacional de Desecho Sólido y otros, pronosticaron que la basura electrónica a nivel mundial podría aumentar a 74 millones de toneladas métricas para 2030.
Si bien el daño general causado al medioambiente por todos los residuos no reciclados puede ser incalculable, el mensaje del informe fue concluyente: “La forma en que producimos, consumimos y eliminamos los residuos electrónicos no es sostenible”.
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